LA DEPORTACIÓN MASIVA EN ESTADOS UNIDOS: ALTERNATIVAS PARA UN IMPACTO SOCIAL MÁS POSITIVO
Las conversaciones sobre la política migratoria en Estados Unidos a menudo se centran en los mecanismos de control y deportación de personas indocumentadas. Sin embargo, no suele discutirse el costo económico excesivo que conlleva realizar estos mecanismos, la deuda pública que generaría y, mucho menos, las otras problemáticas sociales que podrían financiarse con ese mismo presupuesto.
De acuerdo con el American Immigration Council, las deportaciones masivas de un millón de personas al año tendrían un costo estimado de $88 mil millones de dólares, deportaciones que serían sostenidas durante 10 años y 6 meses si se busca deportar a 13.3 millones de personas aproximadamente, dando un total estimado de $967.9 billones de dólares en total. Esta es una cantidad exorbitante de costo al país que, sin duda, nos hace plantearnos la siguiente pregunta:
¿Podrían invertirse esos fondos para fomentar un mejor crecimiento nacional y mejorar la vida de millones de estadounidenses?
¡Pero claro! El informe también esclarece cómo estos fondos podrían generar un impacto social positivo en la sociedad americana si se llegaran a redistribuir. Por ejemplo, tomando en cuenta los costos de una deportación a largo plazo, $967.9 billones de dólares podrían impactar en:
- Educación: El gobierno podría construir más de 40,450 escuelas primarias al rededor del país o proporcionar una matrícula universitaria gratuita durante 4 años para aproximadamente 4.3 millones de estudiantes de instituciones privadas, o a más de 8.9 millones de estudiantes de instituciones públicas. Lo que reduciría la deuda estudiantil, cerraría brechas educativas y prepararía una fuerza laboral más calificada.
- Vivienda: Ofrecer 2.9 millones de casas a lo largo del país, reduciendo significativamente la falta de vivienda de las familias y estabilizando las comunidades.
Además, para poner este gasto público en otra perspectiva, un solo año con un régimen de deportación masiva ($88 billones de dólares) costaría más que muchos de los programas más importantes del país:
- Sería casi el doble del presupuesto anual del Instituto Nacional de Salud (NIH), una de las principales instituciones para la investigación médica del mundo.
- Costaría casi cuatro veces el presupuesto anual de la NASA, limitando los avances en ciencia y tecnología espacial.
- Sería tres veces más de lo que el Gobierno gasta en programas de nutrición infantil, programas críticos que aseguran que las infancias de bajos ingresos tengan acceso a una alimentación adecuada.
- Superaría lo que el Gobierno invierte anualmente en el programa de Child Tax Credit, un beneficio crucial para millones de familias trabajadoras de escasos recursos para reducir la pobreza en las infancias.
- Sería 18 veces más que lo que todo el mundo gasta anualmente en la investigación contra el cáncer, una enfermedad que sigue afectando a millones de personas.
¿Deberíamos invertir de manera diferente en el futuro del País?
Definitivamente, es momento de contemplar alternativas que tendrían un mejor impacto social. Podemos concluir que este análisis nos ayuda a destacar el efecto transformador que podría tener la redirección de fondos de una deportación masiva, hacia diversas problemáticas latentes en este País como lo son: la educación, la salud y la vivienda en la sociedad estadounidense.
En lugar de las divisivas y costosas consecuencias de una deportación masiva, estas inversiones alternativas fomentarían una comunidad y economía mucho más estables y prósperas, logrando un crecimiento nacional fructífero.
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